AL VUELO/ Abuelita

Por Pegaso

PRIMER ACTO

La Fiscalía General de la República integró un expediente en contra de un sujeto de nombre Bonifacio Pichardo, alias “El Chimengüenchón”, quien dirigió al grupo de vándalos que causaron el caos en el Centro Histórico de la Ciudad de México, durante la ¿celebración? Del 51 aniversario de la Masacre de Tlatelolco.

“El Chimengüenchón” tiene un amplio historial delictivo. De acuerdo con los datos de la FGR y de la Policía Capitalina, se inició en la década de los noventas con robos a baja escala, desde la edad de los doce años.

A los diecisés empezó a asaltar negocios, para lo cual formó una banda criminal. En diversas ocasiones fue remitido a la cárcel, pero logró salir bien librado, gracias a los jueces corruptos.

El primer asesinato que se le atribuye fue en el 2006. En el 2007 pasó a formar parte de la delincuencia organizada y comenzó a diversificar sus actividades. Pasó del robo a tiendas, a ser distribuidos de droga, armas y contrabando. A la fecha se le atribuyen al menos 25 muertes, decenas de violaciones, secuestros y daños en propiedad privada.

La Fiscalía tiene pruebas de que “El Chimengüenchón” fue el que organizó y financió la caótica manifestación del 2 de octubre pasado.

Actualmente no tiene domicilio fijo, sin embargo, su abuelita, doña Susanita Tinajero de Pichardo, vive en una humilde vecindad en la colonia Morelos.

SEGUNDO ACTO

El Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, acude a la humilde casa de doña Susanita Tinajero, en la colonia Morelos, para decirle que su hijo, “El Chimengüenchón”, se ha portado mal y que debe regañarlo para que se componga.

A continuación, el diálogo entre nuestro egregio Presidente y doña Susanita:

-AMLO: (Bajándose de la camioneta, acompañado por la Secretaria de Gobernación, el Secretario de Desarrollo Social y la Jefa del Distrito Federal). ¡Doña Jujanita!¡Qué bueno que la encontramoj!

-Doña Susanita: ¿Para qué soy buena, oiga usté?

-AMLO: Mire. Vengo a darle una queja de su hijo. Tenemoj conojimiento que fue él quién encabejó la manifejtajión del 2 de octubre y puej quijiéramoj que lo regañe para que ya no ande hajiendo ejaj cojaj.

-Doña Susanita: Pos yo no lo he visto desde hace varios días, don. Pero en cuanto lo vea, le voy a decir que se asosiegue.

-AMLO: Mire (le enseña el grueso folder con fotos y documentos que prueban la peligrosidad del delincuente). Yo quijiera que ya no hande caujando máj malej. Recuerde ujté que Diojito noj ejtá viendo y noj va a cajtigar ji no noj portamoj bien.

-Doña Susanita: ¡Este nieto mío! Va a ver cómo lo voy a regañar en cuanto venga por aquí. Su mamacita y su papacito, que en gloria estén, no le dieron una buena educación y sólo llegó a tercero de primaria.

-AMLO: ¡Puej ahí le encargo que le diga al “Chimengüenchón” que jea buena gente, que no je meta en máj problemaj. Ej máj, dígale que le voy a dar una chambita de laj que lej ofrejemoj a loj ninij y puede que hajta lo ayudemoj a terminar ju ejcuela primaria en el INEA.

El Presidente saluda de manos a doña Susanita, quien no desaprovecha la ocasión para colgarle un rosario en el cuello y plantarle un beso en el cachete.

Sale AMLO muy contento, con rumbo a su oficina de Palacio Nacional, satisfecho de haber salvado un alma descarriada.

TERCER ACTO

Hay una persecución en la colonia. Los policías tienen acorralado al “Chimengüenchón” y a su banda. En un intercambio de balazos, es alcanzado en la cabeza y muere después de varios minutos, tirado en la calle.

Por la tarde, doña Susanita le llora inconsolablemente, porque durante varios años fue su único sustento.

-Doña Susanita: ¿Qué voy a hacer ahora sin mi Bonifacio?¡No me lo cuidaste, Santa Muerte! Tan buen muchacho que era.

Allá, en Palacio Nacional, AMLO lee al día siguiente el encabezado de una nota periodística que dice: “Muere El Chimengüenchón en enfrentamiento armado”.

-AMLO: ¡Jecretario! Canjela lo del apoyo. Mañana vamoj con la abuelita de “El Ajul”.

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