AL VUELO/ Caras

Por Pegaso

Mi colaboración de hoy tratará sobre las mil caras de nuestro amado Tlatoani.

Sentado en mi mullido cumulonimbus, analizo detenidamente la tesis doctoral que me fue presentada por el Equipo de Investigaciones Especiales de Pegaso (EIEP) intitulada: «Estudio sobre la Semiótica de las Frases, Señales, Símbolos, Gestos y Modales deI Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador».

El opúsculo de 250 páginas escritas en fojas tamaño carta a doble espacio, revela la personalidad real del gobernante, como nadie lo había hecho antes.

Aquí reproduciré una síntesis que puede servir a chairos y fifís.

A los chairos, para seguir puliéndole el sable; a los fifís, para que tengan verdaderos elementos de reprobación, no como los que ahora tienen, que ni cosquillas le hacen.

Va pues, el estudio sintetizado del EIEP:

AMLO es innovador, porque hace cosas que a sus antecesores jamás se les hubieran ocurrido, como convertir a Los Pinos en museo y el Palacio Nacional en tendedero de calzones.

Es ingenuo, porque cree que si él es honesto, los demás también lo serán.

Es picarón, porque no les hace el feo a las muchachonas lindas.

Es consentidor, porque tiene en su gabinete a verdaderos bandidos, como Manuel Bartlett y muchos ex priístas que ahora son morenistas.

Es modesto, porque no usa trajes Armani, como los anteriores Presidentes, sino que se va al tianguis de La Lagunilla a comprar sus tacuches que le quedan como tamal mal amarrado.

Es terco, porque buscó la Presidencia de la República desde que Chabelo era adolescente.

Es campechano, porque de vez en cuando se avienta sus chistoretes y frases memorables como aquella de «Me canso ganso».

Es cabrón, porque les quitó las pensiones a los ex presidentes y a sus queridas.

Es noble, porque les da su mesada a los viejitos y marucheros (ninis).

Es redentor, porque quita a los ricos para dar a los pobres.

Es imparcial, porque dice que meterá al bote hasta a su vieja si la pesca en algún chanchullo.

Es iluminado, porque parece que a pesar de los ataques de los fifís, su popularidad se ha mantenido.

Es fascinante, porque tiene apendejados a 20 millones de mexicanos que votaron por él… Bueno, menos, a 30 millones.

Es viril, porque a pesar de sus setenta y pico de años aún se avienta un mañanero todos los días.

Es colmilludo, porque sabe cómo escabullirse a las preguntas mal intencionadas de los periodistas pagados por la mafia del poder.

Es valiente, porque no sabe las alimañas que se ha echado encima.

Es confiado, porque le vale madre su seguridad y despidió al Estado Mayor Presidencial, bajo el argumento de que el pueblo lo va a cuidar.

Es nostálgico, porque se considera la reencarnación de Benito Juárez y se riente rodeado de malévolos conservadores que conspiran para sacarle la lengua y hacerle manita de puerco.

Es soñador, porque piensa que los mexicanos algún día se van a componer.

Es erudito, porque dice que México tiene 100 mil años de antigüedad.

Es economista nato, porque desecha las advertencias de especialistas mundiales y asegura que él tiene otros datos.

Es transformador, porque a pesar de todos los pesares impulsa la 4T.

Es vivillo, porque dice que no se reelegirá, “pero si el pueblo así lo manda…”

Es benévolo, porque no mete a la cárcel a los ratas de los gobiernos anteriores.

Es cauto, porque en lugar de rechazar las políticas agresivas e intervencionistas de El Trompas le dice: “Amor y Paz”.

El estudio sobre las mil caras de AMLO desmenuza éstos y otros aspectos de la personalidad de nuestro Pejidente

Y aquí los dejo con el refrán estilo Pegaso que a la sazón reza: “Me fatigo, ave palmípeda de la especie Anseridae”. (Me canso, ganso).

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