AL VUELO/ Vedettes 

Por Pegaso 

Falleció Wanda Seux, vedette de moda en los años setenta y parte de los ochenta.

Diva de las películas de ficheras, compitió por la atención del público masculino contra otras voluptuosas mujeres, como Sasha Montenegro, Lyn May, La Princesa Yamal, Angélica Chain, Rossy Mendoza, Meche Carreño, Grace Renat, Olga Briskin y muchas rutilantes estrellas de oropel que le entraban al faje con artistas de la talla de Alfonso Sayas, Alberto Rojas “El Caballo”, Chente Fernández, Lalo de la Peña “El Mimo”, Rafael Inclán, Pedro Weber “Chatanuga”, “Tun Tún”, Roberto “El Flaco” Guzmán, Jorge Rivero y Sergio Ramos “El Comanche”.

Una de las más recordadas, no solo por su espectacular físico que llenaba los cabarets de moda, sino por su lunar de canas en la frente y su destreza en el baile exótico fue “Tongolele”.

Y en la televisión se hizo famosa la brasileira Gina Montes, que aparecía en la entrada de “La Carabina de Ambrosio” con un traje de baño negro de lentejuelas que dejaba ver sus rotundas caderas.

En medio de la actuación de César Costa o Gualberto Castro, llegaba Gina Montes a bailar a su alrededor, con sensuales movimientos y encantadora sonrisa.

Al finaliza la interpretación, Cesarín y “El Gualas” le decían: “Tenquiu”, y ella contestaba: “De nanquiu”, y se marchaba del escenario, dejando con un suspiro a su compañero de reparto.

Ahora con la muerte de Wanda Seux, las televisoras hicieron mediático su funeral. Algunas sacaron a relucir aquella época del cine de ficheras, donde abundaban los desnudos y las tragedias en torno a la vida en los antros.

Pronto ese género fue sustituido por otras producciones monotemáticas, como “Contrabando y Traición”, “La Banda del Carro Rojo” y “Lola La Trailera”.

No cabe duda que el cine de vedettes marcó una época en aquel lejano México que surgía a la modernidad.

Yo no llegué a disfrutarlo, porque era un Pegaso chaval, pero ahora podemos ver en You Tube aquellos clásicos del cine mexicano que, por malos, ahora son considerados buenos por la crítica internacional.

Hoy en día, tenemos otro tipo de vedettes.

No tienen cabello largo, sedoso y ensortijado, ni curvas despampanantes, ni habilidades para el baile exótico, pero ahí están, disputando la atención del respetable público, o de los respetables votantes, para ser más exactos.

Tenemos en primerísimo lugar al Pejidente ALMO, a Fernández Norroña, a Eduardo Montreal, al siempre igualado, pero jamás superado “Perro Pantorrillero” y a su némesis Yeikol Chilinsky, a doña Chucha Rodríguez y una constelación más de figuras emergentes de la política nacional.

Nuestras modernas vedettes tampoco hacen strep tease, ni enseñan las chiches ni las nalgas, pero ahí están, esperando cualquier circunstancia para ganar su minuto de fama.

El último acto de vedetismo político lo escenificó el lenguaraz, igualado y lépero diputado Fernández Norroña, cuando quiso madrugar y obtener la codiciada Presidencia de la Cámara de Diputados durante el tercer año de actividades legislativas.

Pensó que el Pejidente lo iba a apoyar, pero ALMO prefirió apapachar a la apocada fracción parlamentaria del PRI y dejar a Norroña y sus comprados acólitos como novias de rancho, vestidas y alborotadas.

¡Ahhhh! El cine de vedettes.

Ni lo extrañamos, porque todavía tenemos por delante cuatro años de solaz y esparcimiento con este reparto estelar que hoy se disputa los principales escenarios políticos.

Viene el refrán estilo Pegaso:“Apego emocional de antro, que se sufraga por medio de felonías”. (Amor de Cabaret, que se paga con traiciones).

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