AL VUELO/ Peine

Por Pegaso​

¡Ya salió el peine!​

Tan folclórica expresión siempre me ha parecido un absurdo. ¿Cómo va a salir un peine?¿De dónde?¿Para qué?¿Qué tipo de peine es?​

Si hay una frase sin sentido es precisamente esa.​

Un peine sirve para peinarse, no para salir.​

En mi muy lejana infancia las mamás utilizaban un peine delgadito, con dientes muy juntos para extraer los parásitos del cuero cabelludo de sus chilpayatitos, o sea, los piojos y las liendres.​

Recuerdo que en uno de los sketchs de Chespirito, cada vez que El Chómpiras la cagaba El Botijas tomaba un enorme peine que traía en la parte posterior del cuerpo, le hacía un peinadito y le sorrajaba una sonora cachetada.​

Pero aún cuando resulta críptica para mi limitado intelecto la intención de la famosa frase, me gusta para usarla en esta ocasión y por eso digo: ¡Ya salió el peine!​

Y es que después de mi vuelo vespertino me puse a revisar las noticias más recientes, las que me sirven de materia prima para elaborar mis sesudos comentarios.​

¡Once mil, 576 servidores públicos se amparan contra la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos!​

Dicha Ley establece que nadie puede tener un salario por arriba del Presidente de la República.​

El tope es de 108 mil pesos mensuales.​

Luego, entonces, pregúntome yo: ¿Todos esos que se ampararon ganaban más de 108 mil pesos? ¡¡No la chinguen!!​

¿Qué no ven que el 70% de los mexicanos apenas viven con un miserable salario de 800 pesos por semana?​

Siempre se ha dicho que México tiene un Gobierno rico y un Pueblo pobre, y aquí es donde se está comprobando.​

¿De dónde sale para pagar tan pantagruélicos salarios a los empleados federales? ¡Pues de nuestros impuestos!​

¿Y para qué sirve pagarle a un funcionario tanto dinero? Prácticamente para nada. Se la pasan todo el día cómodamente instalados en una oficina con aire acondicionado echando la hueva durante siete horas y media, y el resto de la jornada la usan para revisar sus correos o chatear con los cuates.​

Retomo algunos datos que leí en una página web apenas esta mañana: De los que se ampararon, 402 son jueces, 540 magistrados, 3,347 secretarios, 745 actuarios, 3,381 oficiales y 1,499 externos. ¡Vaya ejército de rémoras!​

¿Que les duele que les bajen el sueldo? ¡Claro que sí! Pero durante tantos años de estar mamando de la ubre bien pudieron fincar un patrimonio que les permita vivir cómodamente el resto de sus vidas.​

Termino con el refrán estilo Pegaso: «En este sitio, el individuo con más acentuada calvicie suele entrelazar su tejido capilar». (Aquí, el más pelón se hace trenzas).

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