AL VUELO/ Mímesis

Por Pegaso​

Los Servicios de Inteligencia de Pegaso (SIP) han detectado la integración de dos corrientes políticas al interior del Partido Revolucionario Institucional (PRI).​

El otrora invencible partido está convertido hoy por hoy en una caricatura de lo que antes fue, y todo se debe a los abusos cometidos durante casi ochenta años en perjuicio de los habitantes de este sufrido y abnegado país.​

Se dice que al PRI le debemos muchas de las instituciones que nos llevaron a la modernidad y garantizaron de perdido que los trabajadores tuvieran seguridad social, vivienda más o menos digna y un salario mínimo que terminó convirtiéndose en un chistorete.​

Llegó un momento en que el PRI nos hizo creer que saldríamos de la pobreza y entraríamos al selecto club de los países desarrollados, pero sólo fue una vana ilusión.​

El PRI llevó a la pauperización a millones de familias.​

La vulnerable clase media casi desapareció.​

Por el contrario, una élite de empresarios constructores y políticos corruptos se enriquecieron asquerosamente hasta entrar por la puerta grande en la lista de la revista Forbes.​

En el 2000 aún estaba fresquecito el «error del 94».​

El carismático Vicente Fox logró conjuntar el odio acumulado de las resentidas clases media y baja, para convertirlo en un rotundo triunfo, y por primera vez un partido diferente al PRI subía al poder.​

Pero, ¡oh! decepción. El PAN no pudo con el paquete y lo demostró en el sexenio siguiente, el de Felipe Calderón.​

El PRI, entonces, hizo un acto de contrición y prometió que iba a cambiar, que iba a portarse bien de ahí en adelante y las clases media y baja volvieron a creer en él.​

Vino entonces un remedo de gobierno con Peña Nieto. Sus constantes errores, el hecho de que las clases media y baja siguieran empobreciéndose aún más, sus miles de disparates y los efectos nocivos de sus reformas llevaron al triunfo a un terco candidato de la izquierda que arrasó en las urnas.​

Fue la manera más contundente y clara del pueblo de México de decirle al PRI y al PAN que ya estaban hartos del modelo neoliberal, que sólo sufrimientos ha traido al grueso de la población.​

Decía que los Servicios de Inteligencia de Pegaso (SIP) detectaron la conformación de dos corrientes opuestas al interior del PRI.​

La primera, a la que llamaremos Corriente Ortodoxa, pretende cambiar para que todo siga igual.​

A nivel nacional pusieron como Presidenta a una mujer para dar una idea de que existe por lo menos la intención de aplicar algunos cambios.​

Sin embargo, Claudia Ruiz Massieu Salinas, con su apellido materno, representa lo más abyecto del PRI, y dudo mucho que la gente se trague el cuento de que ahora sí quieren cambiar para salvar al país de los malvados socialistas que encabeza el Peje.​

Porque sabemos que detrás de ella está el pelón más ojete que ha nacido y nacerá en México, su tío, el expresidente Carlos Salinas de Gortari.​

La segunda corriente pretende hacer modificaciones radicales, que iniciarán con el cambio de nombre y de colores.​

Aunque esta corriente ha tomado algún impulso, dudo mucho que ocurran tales cambios porque no está dentro de los planes del clan Salinas dejar cabos sueltos.​

Por otra parte, hasta hace poco tiempo se oía de la posible fusión del PRI con MORENA para formar un solo partido. La raza lo llamó PRIMOR.​

Así pues, que a nadie extrañe si dentro de poco tiempo se completa la mímesis entre ambos partidos políticos y tendremos así la cuarta transformación del Revolucionario Institucional.​

Hoy estará en la Capital del Estado la Presidenta del CEN del PRI, Claudia Ruiz Massieu Salinas.​

Si alguien la ve, favor de hacerle llegar este escrito, para que se dé una idea de lo que los mexicanos pensamos de su singular familia y de su no menos bizarro partido.​

Por eso aquí nos quedamos con el ref´ran estilo Pegaso que dice: «Añoso simio está imposibilitado para asimilar novedosas volteretas». (Chango viejo no aprende maroma nueva).

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