AL VUELO/ Guillotina

Por Pegaso 

¡A la guillotina con los ex presidentes!

¡Ahhhh! Si estuviéramos en 1789, cuando la Revolución Francesa triunfó sobre la vida versallesca de los mofletudos y acartonados monarcas conocidos como Los Luises…

Fue una verdadera transformación en aquel país. No sé si la primera, la segunda o la cuarta, pero lo que sí sé es que los pobres apoyaron aquel movimiento transformador encabezado por ilustres pensadores e intelectuales, como Brozo, Loret de Mola y… ¡Ah, no, perdón! como Voltaire, Rousseau, Richelieu, Robespierre, Desmoulins y La Fayette.

Dícese que uno de los episodios que aceleraron la revolución fue durante una de tantas manifestaciones en el Zócalo… perdón nuevamente, en el Palacio de Versalles, cuando María Antonieta, la reina, escuchaba los gritos enardecidos de la plebe y preguntó a un sirviente: “¿Qué es lo que quieren?” Y el mozo le dijo: “Quieren pan, mon madame”. Y la coscolina monarca respondió: “¡Pues que coman pastel!”

Tras el triunfo de la Revolución Francesa, el nuevo gobierno instituido en República hizo una consulta popular para ver si llevaban a la guillotina a los ex soberanos.

El pueblo quería sangre y votó a favor, en tanto que la votación entre los ministros estuvo muy dividida, pero a final de cuentas se decidió el cadalso para los asustados reyezuelos caídos en desgracia.

Los historiadores están de acuerdo en que la Revolución surgió por varios factores, entre ellos, los abusos e injusticias cometidos durante la etapa neolibe… digo, durante la monarquía.

Esto produjo una aguda crisis financiera que se manifestó mediante la toma del Congreso… errrr, de La Bastilla y de ahí, la caída del viejo régimen monárquico.

Por supuesto que ya no estamos en la época de los Luises. El último Luis fue Echeverría, pero igual, ya no enviamos a los gobernantes ratas y desvergonzados a cortarles la cabeza.

Ahora lo que el pueblo quiere es que por lo menos, se reconozcan todos los errores cometidos durante sus respectivos mandatos.

Lo ideal, lo ideal, sería que los obligaran a devolver todo lo que se robaron, porque cada sexenio era como un semillero de nuevos ricos.

Los últimos ex presidentes, ex directores de PEMEX y ex secretarios de Estado, salieron cuajados, con campos de petróleo, empresas multimillonarias y riquezas inimaginables que clavaron en paraísos fiscales.

Llevar a los tribunales a los ex mandatarios por medio de una consulta está de más. En la Constitución dice claramente que aquel que cometa un delito debe ser enjuiciado y punto.

Sólo basta cumplir con los lineamientos de la Carta Magna para que este país funcione como relojito, sin hacer tanto circo, maroma y teatro.

Ahora que, tras la Revolución Francesa, a esa nación no le fue tan bien como lo esperaban los grandes ideólogos.

Años después vino la etapa de los emperadores, tan abusivos como los reyes, nada más que avalados por un congreso o una figura semejante.

Fue cuando en México se tuvo la Intervención y mandaron a Maximiliano de Habsburgo y su vieja Carlota para que fueran reyes, pero el chirrión se les volteó por el palito, y a final de cuentas, fueron fusilados.

En fin. Dicen que la historia se repite y que solo aquel que no la conoce está condenado a caer en los mismos errores.

Viene el refrán estilo Pegaso: “En nación de invidentes, el individuo con un solo órgano de la visión es el monarca”. (En país de ciegos, el tuerto es el rey).

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