Visión en Negociaciones…

PROSPECTIVAS PETROLERAS.

Por: Lic. Alberto González Káram

Investigación Especial

  • México asumió liderazgo visionario en un momento de crisis mundial por la pandemia y conflicto en las negociaciones de los grandes países productores
  • Diplomacia con líderes mundiales colocando al principio, medio y fin último a la población mundial en especial los más pobres y vulnerables sobre la acumulación y concentración de la riqueza petrolera

La Pandemia del Coronavirus (COVID-19) que afecta a 2.0 millones de contagiados, resultando más de 200 mil defunciones y mantienen una cifra superior a 5 mil millones de habitantes confinados en 215 países del mundo, provocó la reducción del consumo de 6 millones 800 mil barriles diarios de petróleo en el primer trimestre y se estima que continuara reduciéndose la demanda en 12 millones de barriles diarios en el segundo trimestre del 2020.

En el mercado petrolero mundial se desplomó el precio internacional al mínimo nivel de 21.19 dólares por barril debido a la sobreoferta de 16 millones de barriles diarios disponibles hasta finales del mes de mayo del 2020.

México con una producción de 1 millón 786 mil barriles diarios de petróleo y el precio más bajo del siglo de 16.54 dólares por barril de la mezcla de petróleo Istmo, Maya y Olmeca, se convirtió en el país que trasciende al fijar una nueva y moderna forma de tomar decisiones racionales por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) creada en la Conferencia de Bagdad del 10 al 14 de septiembre de 1960, basada siempre en la maximización de utilidades en beneficio exclusivo de los países miembros a cambio del crecimiento de la pobreza mundial.

La excesiva concentración de la riqueza económica mundial y poder absoluto de los principales países productores de petróleo que se encuentra ampliamente comprobada y demostrada en el período 1960-2020, se encuentra altamente vulnerable, debilitada y desequilibrada que obligan y exigen tomar decisiones trascendentes con una nueva visión de futuro.

Con motivo del confinamiento de la pandemia del coronavirus tuve la oportunidad de dar seguimiento detallado en tiempo real de la participación de nuestro país en la Reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) con representantes de los siguientes trece países: Irán, Iraq, Kuwait, Arabia Saudita, Venezuela, Libia, Emiratos Árabes Unidos, Argelia, Nigeria, Gabón, Angola, Guinea Ecuatorial y Congo, contando con la asistencia de los países del Grupo OPEP-Plus que se compone de Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Francia, Alemania, India, Indonesia, Italia, Japón, México, República de Corea, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Turquía, Reino Unido, Estados Unidos y la Unión Europea (UE) y los observadores de Colombia, Ecuador, Egipto, Indonesia, Noruega, Trinidad y Tobago y el Foro Internacional de Energía (IEF), mismos que llevaron una prolongada e histórica reunión para alcanzar el equilibro de oferta y demanda de petróleo entre productores y consumidores, a fin de lograr la reactivación de la economía global en beneficio de las generaciones futuras.

En ningún momento los representantes de los países negociadores fijaron una posición de certidumbre en el mercado petrolero, debido que se inició sobre la base de incertidumbre sin llegar a ningún acuerdo al desconocer la fecha de terminación de la emergencia de la pandemia y los impactos económicos que provocarán en los 215 países actualmente afectados.

La segunda posición de los negociadores consistió en los riesgos del mercado petrolero y seguridad energética a futuro, afectando actualmente a la población del mundo que está sufriendo y especialmente los más pobres con un alto costo humano, provocando una crisis que está causado grandes daños por la paralizando lenta y constante de la economía global, mismos que obligan a la estabilidad de la oferta y demanda del mercado petrolero mundial al incrementar el potencial de la capacidad de almacenamiento global y reducir la producción por parte de los países productores.

Los negociadores fijaron como principal riesgo la reducción de los cuantiosos ingresos de los países exportadores de petróleo y su continuidad por la recesión económica resultante a nivel mundial, destacando la caída libre insostenible del precio internacional del petróleo que se encuentra en un punto crítico donde el precio de venta es inferior al costo de producción del barril de petróleo.

La posición de conflicto adoptada por los grandes países productores de petróleo para continuar acrecentando y concentrando su riqueza económica mundial sobre los pequeños petroleros como México, declarándose anticipada y públicamente como verdaderos invencibles provocó de inmediato el abandono de las negociaciones por parte de la representante de nuestro país.

México asumió entonces un liderazgo visionario en un momento de crisis mundial por la pandemia y conflicto en las negociaciones de los grandes países productores, obligando a tomar decisiones racionales, proactivas y responsables para presentar soluciones constructivas, efectivas y creíbles, a fin de lograr el equilibrio de oferta y demanda en el mercado mundial del petróleo.

La toma de decisiones trascendentes con una nueva visión de futuro por parte de México consistió en la diplomacia de comunicarse con los principales líderes mundiales, colocando al principio, medio y fin último a la población mundial en especial los más pobres y vulnerables sobre la acumulación y concentración de la riqueza petrolera, siguiendo una estrategia de cinco pasos: dialogo, negociación, conciliación, concertación y acuerdos, obteniendo por aclamación unánime la Declaración de Cooperación (DoC) para lograr un mercado estable, el interés mutuo de las naciones productoras, el suministro eficiente, económico y seguro a los consumidores, y un retorno justo del capital invertido.

La primera prospectiva a futuro consiste en ajustar a la baja la producción total de petróleo crudo en 9.7 millones de barriles diarios de petróleo, a partir del primer día de mayo del 2020, durante un período inicial de dos meses que concluye el 30 de junio del 2020.

En la segunda prospectiva para el período posterior de 6 meses, comprendidos desde el primer día del mes de julio del 2020 al 31 de diciembre del 2020, se llevará a cabo un ajuste total acordado de 7.7 millones de barriles diarios de petróleo.

La tercera prospectiva consiste en continuar un ajuste de 5.8 millones de barriles diarios de petróleo durante un período de 16 meses, comprendido del primer día de enero del 2021 al 30 de abril del 2022.

En la cuarta prospectiva se establece una base para el cálculo de los ajustes en la producción de petróleo de octubre de 2018, a excepción del Reino de Arabia Saudita y la Federación de Rusia, donde ambos tendrán el mismo nivel de referencia de 11.0 millones de barriles diarios de petróleo.

La quinta prospectiva se considera una reducción del 5.5 por ciento la capacidad de producción que equivale a 100 mil barriles diarios de petróleo por parte de México, al pasar de 1 millón 786 mil barriles diarios de petróleo en promedio al cierre de marzo hasta un nivel de 1 millón 686 mil barriles diarios de petróleo a partir del primer día de mayo del 2020, lo que permitirá aumentar el precio del petróleo crudo de exportación y ayudar a estabilizar la economía y equilibrar el mercado petrolero mundial.

En la sexta prospectiva se respetarán los acuerdos con validez hasta el 30 de abril del 2022, cuya extensión será revisada durante diciembre de 2021.

Las prospectivas anteriores permitirán crear las condiciones generales de mantener los niveles de producción de petróleo en función de la demanda para lograr el equilibrio del mercado mundial y mejorar los precios internacionales que contribuyan con la reactivación económica y social.

La demostración y comprobación en el cumplimiento de las prospectivas de la oferta, demanda y precios del petróleo se llevarán a cabo en una próxima reunión a celebrarse el 10 de junio del 2020, a fin de determinar acciones adicionales que permitan equilibrar el mercado petrolero mundial.

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