AL VUELO/ Sofisma

Por Pegaso

Decía el Gurú de las Pirámides, Manuel Cumbiazos Lerma, que un sofisma es una afirmación falsa que se pretende hacer pasar por verdadera.

Viene al caso porque ayer, después de mi vuelo matutino, fui a tomar una taza de aromático café en conocido restaurante del bulevar Hidalgo con otro gurú, Mukti Aatmán Buddha, Presidente del Instituto de Innovación para el Desarrollo Humano, donde los temas abordados fueron variopintos.

Sin embargo, yo le hacía mención de la manera en que el Ser Humano suele equivocarse y hacer conclusiones falsas en base a observaciones o fenómenos de los cuales no encuentra explicación, como los ovnis, los fantasmas y todo tipo de supercherías que tienen hundida a la gente en un mar de ignorancia.

A mí, particularmente, me divierte ver en la televisión al charlatán ese que responde al nombre de Jaime Maussán, porque está casado con la idea de que tiene que haber extraterrestres entre nosotros.

Cada que aparece en la televisión aporta “pruebas” de la presencia alienígena, mediante videos de objetos voladores no identificados que, generalmente, se ven muy borrosos.

Personajes como él han hecho fortuna en base a la credulidad de las personas. Y sus seguidores forman legiones, porque es mejor creer en algo maravilloso, mágico o sorprendente, que vivir nuestra monótona y gris existencia.

Decía que un sofisma es una afirmación falsa que pretende hacerse pasar por verdadera.

En el caso de los OVNIs, lo que se ve en los videos pueden ser muchas cosas, pero lo más común es que se trate de globos, sondas meteorológicas, aviones, aves o espejismos.

El aire no es homogéneo, sino que se ordena por capas. Las de más abajo son más densas, así que bajo ciertas circunstancias, puede funcionar como un espejo o una lente de aumento.

En el desierto son comunes los espejismos.

En el mar, en determinadas condiciones, se ven incluso ciudades o barcos flotando a lo lejos, entre las olas.

No es nada nuevo ni paranormal.

“Miren-dice Maussán al mostrar uno de sus socorridos videos de ovnis-, se trata de un objeto brillante que vuela en forma horizontal. ¡Dígame usted qué es!” Y todo lo deja a la interpretación del espectador, induciéndolo de esta manera a pensar en un origen extraterrestre.

Esa forma de pensamiento es inherente al ser humano. Forma parte de nuestra naturaleza.

Explicar un fenómeno que vemos y desconocemos, con modelos que traemos implantados en nuestro subconsciente, nos lleva a un sofisma.

  1. Veo una luz en el cielo.
  2. Esa luz parece una nave extraterrestre.
  3. Por lo tanto, es una nave extraterrestre.

Los sofismas nos acompañan desde la antigüedad, aunque antes de los griegos no sabíamos qué demonios era un sofisma.

Cuando algún hombre primitivo veía caer un rayo, pensaba que era una entidad que lo aventaba desde el cielo, y así nació el dios del rayo.

Y como no hay peor ciego que el que no quiere ver, Mukti suele descalificar mis argumentos y tacharme de ignorante, porque desde hace tiempo se ha casado con los chacras, el yoga, el Bagavad Gita y los Vedas, combinados con mecánica cuántica.

Nos quedamos con el refrán estilo Pegaso: “Exprésate, mi diminuto ortóptero”.  (Dime, mi pequeño saltamontes).

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