AL VUELO/ Sermones 

Por Pegaso 

Andaba yo volando allá, por la plaza Miguel Hidalgo, donde veía que algunos feligreses católicos se acercaban tímidamente a la puerta de acceso a la parroquia de Guadalupe, se descubrían la cabeza si llevaban sombrero y tomaban un poco de gel del que está en la puerta, para después acomodarse el cubrebocas y pasar al interior del templo.

Eso me recuerda que ayer mismo la Diócesis de Matamoros informó de la apertura de catedrales, templos y capillas en tres de los municipios de Tamaulipas que pasaron a la Fase II de la pandemia.

En poblaciones más grandes, fuertemente fustigadas por el COVID-19, como Reynosa, aún no dan luz verde para que los fieles se vuelvan a reunir en el interior de las iglesias; pero los curas ya están que se pelan por seguir dando sermones a los pe…nitentes.

Durante al menos cinco meses, los servicios eclesiásticos básicos se han dado a través de las redes sociales.

Los vivillos curitas, en el caso de la Iglesia Católica y los pastores de las iglesias cristianas o protestantes, se las han ingeniado para pedir a sus acólitos el consabido diezmo por medios electrónicos.

Pero eso no es suficiente, dicen, porque los servicios religiosos representan una necesidad básica para los creyentes.

Hace casi dos meses llegaron hasta la Presidencia Municipal de Reynosa un grupo de pastores para presentar a la autoridad un documento que decía eso, precisamente: Que si la venta de chupe, chela o pisto estaba permitido, ¿por qué no los servicios religiosos?

Hasta la fecha no sé si tuvo efecto tal petición.

Hasta donde sé, existe la disposición por parte de la Secretaría de Salud del Estado y de la Federal, de evitar las aglomeraciones bajo techo.

Por eso, en los municipios donde sí se pueden realizar misas, como San Fernando y Río Bravo, se deben tomar todas las precauciones y medidas, como limitar al 50% de su capacidad la asistencia de fieles, uso de cubrebocas y gel bactericida.

¡Ahhhh!¡Cómo deben extrañar los curitas aquellas generosas limosnas!

Llegaba uno al templo, todo arrepentido de nuestros pecados. De entrada, se tenía uno que chutar el largo sermón del padrecito, luego hincarse, luego pararse, luego hincarse de nuevo, luego pararse, saludar a las gentes que estaban a los lados, delante y atrás de uno. Casi al finalizar la misa, pasaba un monaguillo con una cesta en la punta de un palo largo donde se tenía que depositar algún billete o moneda.

Si ponías sólo un peso, el pinche monaguillo se te quedaba viendo con cara de fuchi. En cambio, si colocabas en el cesto un billetón de quinientos pesos, ponía una carita angelical y te dedicaba una beatífica sonrisa.

Lo recaudado, más el diezmo, dicen los titulares de las parroquias, es para atender los gastos diarios: Papelería, compra de flores, pago de secretarias, mantenimiento, luz, agua y teléfono.

Pero también los templos tienen otras muchas formas de allegarse recursos económicos que van desde misas particulares, bautizos, primeras comuniones, bodas, divorcios (Nota de la Redacción: Aunque nuestro colaborador incluyó los divorcios en la lista, en realidad ese servicio no existe dentro de la Iglesia Católica. Sin embargo, sería una magnífica fuente de ingresos).

Cada templo tiene sus propias tarifas, pero en términos generales, dependiendo del sapo es la pedrada. Hay iglesias que cobran hasta 5 y 7 mil pesos por una boda.

Ya me imagino yo a Cristo cobrando una lana por cada sermón. Se hubiera hecho más rico que Bill Gates y Jeff Bezos juntos.

Los titulares de las parroquias, cuando se les inquiere por el incómodo tema de los billetes, aseguran que las misas u homilías son gratuitas, pero los servicios tienen que cobrarse, ya que el funcionamiento de una iglesia genera gastos.

Es por eso que el catolicismo ha perdido muchísimos feligreses y éstos se han ido a engrosar la billete…, perdón, la membresía de comunidades cristianas, bautistas, pentecostales, testigos de Jehová, mormones y demás sectas religiosas.

Termino con el refrán estilo Pegaso: “Aquello que es propiedad de la deidad, a la deidad, y lo perteneciente al emperador romano, al emperador romano”. (Lo que es de Dios, a Dios, y lo que es del César, al César).

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