AL VUELO/ Catafixia

Por Pegaso

Ayer, después de mi vuelo matutino, leí por ahí que algunas personas nostálgicas buscarán recopilar firmas para que Chabelo vuelva a la televisión con su programa En Familia.

¡Imagínense! Otros cien años oyendo la misma vocecilla, escuchando al señor Aguilera y soportando los insufribles comerciales de los chafa Muebles Troncoso.

Sin embargo, hay que reconocer que Chabelo marcó toda una época en la historia de la caja idiota, que después pasó a ser pantalla plana idiota.

Xavier López (con x), no es mexicano, sino gringo. Nació en Chicago de padres mexicanos. Luego de hacer el servicio militar en Estados Unidos y estar a punto de ir a la Guerra de Corea, se vino a México a estudiar medicina, la cual ejerció durante cuatro años.

Su carrera artística inició en 1950, donde realizó películas y programas de radio, departiendo con grandes figuras del cine y la telera, como Cantinflas y Capulina.

El programa En Familia inició el 26 de noviembre de 1967 y terminó el 20 de diciembre de 2015.

Rompió varios récords mundiales, entre ellos, el programa infantil con mayor permanencia en el aire (44 años) y por el mayor tiempo representando a un personaje (57 años).

Chabelo es una de las figuras más recurrentes en las redes sociales. Es sinónimo de eterno. Es el Matusalén mexicano.

Chistes y memes los hay incontables.

Por ejemplo, aparece una foto de la Piedra del Sol azteca y abajo una leyenda que dice: “El acta de nacimiento de Chabelo”.

En otro aparece Chabelo sobre una ciudad en ruinas, después del Apocalipsis, como único sobreviviente de la raza humana.

Se puede ver una fotocomposición de Chabelo con un dinosaurio encadenado y la frase: “Aún recuerdo a mi primera mascota”.

En realidad, Chabelo tiene 85 años, pero los mexicanos le hemos otorgado el don de la inmortalidad,

¿Quién no recuerda su simpático programa?

Todos en la familia se despertaban temprano los domingos.

Los niños, para ver qué juguete estaba de moda y los papás para mirar las piernas de las despampanantes chicas en hot pants.

A las mamás les entretenía más cuando Chabelo anunciaba las catafixias, y se pegaban a la pantalla cuando el picarón personaje se metía la mano sospechosamente a los bolsillos, mientras la cámara hacía un acercamiento a su zona inguinal.

Para quienes no vivieron esa bella época, las catafixias eran una especie de tormento chino disfrazado de juego infantil.

Luego de hacer el ridículo con infames concursillos, cualquier adulto, joven o niño, tenía la oportunidad de ganarse premios en la catafixia, así que los pasaba al frente de un panel donde había tres puertas.

Pero primero, Chabelo se metía la mano al bolsillo de su short y les decía que tenía ahí su premio. Luego les preguntaba si querían catafixiarlo por alguno de los que estaban en los paneles.

Generalmente, cuando el chamaco, el papá o la mamá escogían la catafixia, se llevaban algún mono de peluche o alguna cubeta de plástico. Muy raramente le atinaban a la recámara o al comedor, cortesía, claro de Muebles Troncoso.

Por cierto, la palabra catafixia no existe. Es una invención de Chabelo. A la larga, se ha incorporado al lenguaje popular mexicano, donde se usa como sinónimo para indicar el cambio de una cosa por otra, sin importar el valor de ambas. Hay quienes sugieren que se proponga para incluirla también en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, junto a otras palabrejas como “cantinflear”

Muchos, muchos recuerdos de ese programa. Yo despertaba de mi sueño dominical cuando mis hermanos prendían la televisión en blanco y negro, y el personaje empezaba a entonar las notas del “Garabato Colorado”, “Si los Niños Gobernaran al Mundo”, “A, B,C, D, F, ya no hay más vacaciones”, cuando los escuincles tenían que regresar a la escuela y en Navidad, la infame “Mamacita, ¿dónde está Santa Clós?”

Con su programa Chabelo vendió toneladas de productos chatarra, que hoy son las culpables de que millones de adultos sean diabéticos, como el Bubulubu, donde incluso inventó un lenguaje, el bubulesco, que los pillastres repetían después con sus amiguitos.

También hizo populares a los Confitones, unos dulces que eran pura azúcar, con un cacahuate dentro, y hasta modificó una de las canciones del genial compositor José Alfredo Jiménez para publicitar el producto. Cantaba, acompañado de música de mariachi: “Para de hoy en adelante solamente confitones”.

O Duvalín, de sabor fresa y avellana.

Chabelo fue un personaje icónico de la televisión nacional, y hasta se daba el lujo de hacer personajes dentro de su personaje.

En La Carabina de Ambrosio salía al lado de César Costa como el muñeco de ventrílocuo “Pujitos”, que no era más que el mismo Chabelo con unas rayas pintadas en las comisuras de la boca y párpados.

Luego de su despedida, cuando el Tigrillo Azcárraga le dio una patada en el trasero y lo despidió de manera infame, Chabelo ganó fama universal con los memes, constituyéndose en símbolo de eternidad e inmortalidad.

Los dejo con el refrán estilo Pegaso, cortesía, por supuesto, de Chabelo: “¿Seleccionas ingresar a la permuta o cargas con los presentes que obtuviste?” (¿Quieres entrarle a la catafixia o te llevas tus regalos?)

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