AL VUELO/ Chelas

Por Pegaso

Ya lo decían los pastores de las sectas evangélicas: “La iglesia es considerada no esencial, pero la cerveza sí”.

Tras mi vuelo vespertino, y una vez que analicé la delicada situación de las empresas que producen el preciado y delicioso chupe, me dispuse a escribir esta colaboración, tomando en cuenta que en México la gran mayoría de la raza le entra con ganas al elíxir de los dioses, en cualquiera de sus presentaciones, desde las espumosas chelas, el tepache, el pulquecito curado y el ron, para los gaznates aventureros, hasta los wiskys y coñacs importados para los paladares más refinados.

Pero en México lo que más se consume es la cerveza.

Hasta hace poco más de dos meses, no había reunión, pachanga, convivio o peda sin las imprescindibles chelas.

En un estudio realizado recientemente, el 69% de los hogares mexicanos compra cerveza, de los cuales, el 91% prefieren clara y el 9% obscura. El mismo estudio revela un crecimiento de las marcas light, con el 33% de preferencia por parte de los consumidores.

Otro dato curioso en torno a este producto es que México es el principal exportador en el mundo, y también uno de los más consumidores.

Sólo que en países como Alemania, Italia, Francia, Inglaterra o Estados Unidos no la usan para empedarse, sino para acompañar las comidas o como simple aperitivo.

Hay una inmensa variedad de cerveza, empezando por la más vendida que es del tipo American Lager, pero también hay del tipo India Pale Ale, Stout, Weissbier y Vienna Lager.

Las empresas que la fabrican en nuestro país son: Allende, Beer Factory, Calavera, Cinco de Mayo, Ceiba, Concordia, Colima, Casa Cervecera Cru Cru, Cuauhtémoc-Moctezuma Heineken México, Fortuna, Grupo Modelo, La Silla, La Patrona, Minerva, Nevado y Tulum.

La mayor parte del mercado está acaparado por Cuauhtémoc-Moctezuma y Grupo Modelo. Las demás marcas son regionales.

Durante la cuarentena por el COVID-19, el Gobierno de México ordenó la suspensión de la producción de chelas por considerar que es un producto no esencial, pero recientemente volvió a dar luz verde, y la raza hasta hacía kilométricas colas en los oxxos para conseguir el preciado líquido y cortar el prolongado síndrome de abstinencia.

Y mientras el infeliciaje festeja, emborrachándose para olvidarse un poco de la pandemia, los mohinos pastores evangélicos andan tocando puertas en busca de que las autoridades les permitan abrir los templos.

No se les vaya a ir la lana que les dejan los feligreses por concepto de diezmos y limosnas.

Peo ¡ea! aligeremos un poco la lectura de esta columna con algunos chistes de borrachos, nomás para estar en sintonía con el tema de hoy:

Un sujeto llega a su casa tambaleándose, como a las tres de la mañana y al llegar a la cama le dice a su abnegada mujer:

-Fíjate, Clodomira, que me pasó algo muy extraño. Fui al baño a hacer del dos y al abrir la puerta la luz se encendió automáticamente.

-¡Infeliz!-le contesta su energúmena consorte. ¡Otra vez te cagaste en el refrigerador!

Otro más:

Entra un borracho a un expendio y le dice al encargado:

-Deme 20 litros de cerveza.

-¿Trajo el envase?-le contesta el dependiente, y el beodo responde:

-Está usted hablando con él.

Y el del estribo:

Un individuo completamente ebrio va por una concurrida calle. De pronto, se abraza con fuerza a un poste y dice en voz alta: ¡Lo suelto, o no lo suelto!

Y así se pasó un rato, diciendo la misma frase. La gente empezó a acercarse, viendo aquella curiosa situación.

Y el borrachín seguía: Lo suelto o no lo suelto.

La gente, al ver que se aferraba fuertemente al poste y queriendo burlarse del borrachín, empiezan a decirle en coro: ¡Que lo suelte, que lo suelte, que lo suelte!

Y el peladito: ¡No!¡No lo voy a soltar!

Y los divertidos testigos insistían: ¡Que lo suelte, que lo suelte!

Hasta que finalmente el pedales dice, con voz decidida: Bueno, a petición de la concurrencia, lo voy a soltar…. ¡¡¡Ptrrrrrrrrrrrr!!! (Nota de la Redacción: Creo que lo que no quería soltar era la flatulancia, no el poste).

Va pues el refrán estilo Pegaso: “Individuo que arribó al orbe, lo hizo para ingerir bebida embriagante a base de mosto de uva, de lo contrario, ¿cuál fue el propósito de su advenimiento?” (El que vino al mundo, vino a tomar vino, si no, ¿a qué vino?)

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